Un nuevo alcalde fue nombrado en Frailes en 1957, era Rafael Moya Alba, estaba bien conectado con el gobernador Felipe Arche Hermosa, debido a que una hija suya, Lola Moya, le dio clases a una hija del gobernador durante dos años en un colegio de monjas. Había sido guardia civil y dejó esta profesión a los 46 años porque no aguantaba las jerarquías y la autoridad de la Benemérita.
Durante su mandato se consiguieron diferentes infraestructuras para el pueblo gracias a su amistad con el gobernador civil antes mecionado y su sucesor Pardo Gayoso. Tuvo un carácter populista llegando mucho a los vecinos, siempre iba acompañado de una cohorte de adictos, por su carácter desprendido y alegre, visitaba mucho a los gobernadores a los que arrancaba subvenciones estatales, mientras los demás alcaldes de la provincia se tenían que servir del servilismo para conseguir algo. Era la forma de gobernar de la época y los alcaldes recibían dinero, según fuese la complicidad y accesibilidad con el gobernador de turno en el poder, no obstante fue uno de los alcaldes franquistas que más servicios logró para la villa.
Nada más tomar posesión del cargo, acordó que los vecinos dieran cinco días de trabajo por prestación persona y tres días para los que tuvieran transporte con ganado y carros. La forma de gobernar de la época, rayando el favoritismo, le hizo conseguir gran número de infraestructuras para el pueblo, pero las continuas servidumbres del poder, le afectaron a su propio bolsillo, pues según sus colaboradores, muchas veces los proyectos para el pueblo le costaron dinero de su pecunio particular. Otras veces, tuvo que acceder a peticiones de algunas personas que se aprovecharon de su forma de ser.
Su verdadero trabajo como alcalde comenzó en 1958, cuando fue nombrada una nueva Corporación, formada por Ezequiel Aceituno Cano, Manuel Romero Pérez, Custodio Garrido Cano y Antonio Tello Garrido.
La Casa Consistorial tuvo que arreglarse, pues amenazaba ruina y el presupuesto municipal alcanzó la cifra de 395.481 pesetas.
Uno de los logros de Rafael Moya, fue solucionar el problema del agua en diferentes barrios fraileros que carecían de fuentes. El 15 de febrero de 1958 expuso en un peno que en los diseminados había varios barrios sin servidumbre de agua potable, así como la falta de abrevaderos para para caballerías. A su juicio era imprescindible la construcción de tres fuentes públicas: una en la calle canónigo Mudarra; otra en la calle Mesones y la tercera en la calle Santo Domingo, con lo que quedarían abastecidas un grn número de calles.
Consideró imprescindible el puente que comunicaa el barrio de las Carboneras con el resto del pueblo, que había sido destruído hacía varios años con motivo de las tormentas.El proyecto de las obras se encargó al maestro de obras, David Cano Esteo y fue aprobado por un valor de 107.770 pesetas y se solicitó una subvención al Gobierno Civil.
En la sesión del 28 de marzo de 1958 se abordó la necesidad de conseguir la implantación del teléfono en la localidad, era una reivindicación de las fuerzas vivas y centros oficiales de la población, por encontrarse Frailes sin medios algunos de comunicación. Se dio cuenta a la Compañía Telefónica Nacional de españa, se remitió un estudio técnico y económico para una centralita de 30 líneas, capaz de servir hasta 28 peticiones de abono, con enlaces a Alcalá la Real, eniendo que aportar el Ayuntamiento 241.200 pesetas, entrega gratuita de 780 kilos de hilos de cobre electrolito y un local para el establecimiento del centro, además de una familia que se encargara del mismo, luz y abono de los gastos del traslado, en caso de futuros cambios de local por causas ajenas ala compañía. El estudio hecho por la CTNE fue aprobado el 15 de mayo de 1958, siendo el coste prespuestado por dicha compañía de 319.200 pesetas. Se solicitó a la Diputación el 15% del coste y a la Caja Provincial de Crédito un préstamo sin intereses de 168.220 pesetas y el resto lo abonaría el Ayuntamiento. No contando con el dinero para dicha cantidad, se sometió a la información del pleno y se autorizó al alcalde para que recurriera al comercio, industria y personal pudiente, en solicitud de un préstamo sin interés para lo cual todos los componentes de la Corporación se hicieron responsables solidarios de dicha cantidad. El 28 de marzo de 1959, se formalizó el contrato de la central de teléfonos con Mercedes y Carmen López Alba, por un tiempo de cinco años y las obras necesarias, así como el alumbrado de la sala de aparatos y otras dependencías que serían de cuenta de los arrendatarios.
Buenos días, Santi. Gracias por tu publicación. Soy uno de los nietos de Rafael Moya, el hijo de Rafael, el que se fue a Galicia. Acabo de comprarle tu último libro a mi padre, el del Frailes de Manolo el Michael Jacobs y Manolo el Sereno. Le ha hecho mucha ilusión. Un abrazo. Rafa.
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