Los dos se miraron a los ojos. Hablaron sin rodeos, se dijeron cosas que pensaban y buscaron soluciones. Mientras tanto, todo seguía funcionando. La luna salía, el sol brillaba, los pájaros cantaban y algunos desayunaban chocolate con churros.
Una mano puede acariciar otra mano y buscar un punto de emoción.
El suelo estaba limpio y el pie sentía la frialdad del ladrillo.
Hay personas que lo tienen todo y son infelices aunque les falta lo principal, la alegría de estar vivos y usar los pies para andar el camino.
Subimos por escaleras pendientes y nos sentamos en un poyete que daba la sombra, tomamos un trago de agua pero no estaba fresca.
Ayer recorrí un trayecto que nunca había andado pero me caí al dar un traspié. Después de una semana de recorrer cientos de kilómetros, volvimos al mismo lugar.
Ahora me gustaría besarte pero no estoy seguro, no sé lo que puede pasar.
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