A este perro que se llama Chumberry lo conocí un día en casa de Michael Jacobs. No estaba allí por casualidad sino que se había convertido en un habitante de la misma. Siempre que fuí por allí, se mostró amable conmigo, se dirigía hacía mi pierna y su cabeza me hacía una caricia. Cuando era joven, estaba todo el día moviéndose, iba de su caseta a todos los lugares de la casa; por la piscina, por las escaleras, por el patio, por dentro de la casa. Se hizo un can grande y muy cariñoso. Mientras estuvo Michael estaba muy contento, después parece que se volvió nostálgico. Todos los que ibamos por casa de Michael, somos admiradores de este perro tranquilo y cariñoso. Alguna vez fui hasta aquella vivienda y no había nadie, entonces llamaba a Chumberry y pronto bajaba las escaleras y se acercaba al portón verde de la entrada. Acercaba su cabeza y la acariciaba. Ayer me dijeron que se había muerto y sentí muchas sensaciones. Chumberry forma parte de mis vivencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario