No me atrae la idea de ser rey de España y nunca lo seré. La monarquía española es un lujo para los tiempos que corren y debería ser abolida porque es anacrónica, los reyes ya vivieron sus etapas, bueno sería que desaparecieran de la faz de la tierra y se convirtieran en ciudadanos normales y reyes de sus respectivas casas. O bien de las repúblicas independientes de sus hogares.
Pero esta tarde estoy esperando a los Reyes Magos de Oriente que casi siempre se han portado bien conmigo, aunque a veces no me han traído nada. Estoy aquí pensando en lo que me dicen cada día la gente que conozco. Una gente que ya va cumpliendo años y sus achaques como los mios van en aumento. Gente que está a punto de jubilarse y piensan que tendrá una vejez triste. Que les duele la espalda, que las manos no las mueven como antes, algunos con enfermedades graves. Pero hay otros más viejos que yo que están en perfectas condiciones. Como Manolo el Sereno que va a cumplir 89 años y sigue teniendo decenas de proyectos. Que si va al mercadillo a comprar fruta, que si pone un buen potaje, que si elabora aceite ecológico, que si estrena un jersey que le ha mandado su sobrina de Bilbao. Incluso para los Reyes Magos siempre tiene preparado un cargamento de caramelos para repartirlos entre la chiquillería.
Los Reyes Magos nos traerán ilusión para seguir viviendo, para levantarnos cada día para hacer cosas, para que cada jornada sea diferente y si encima nos traen algún regalo normal, mucho mejor.
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