He visto hombres decir que con Franco viviamos mejor, que votar con una papeleta no nos ha traído nada nuevo, porque no ha cambiado nada. Decían, eso sí, en una taberna, que siempre ha sido así, que los ricos son los ricos y que los pobres son los pobres y que no había más que hablar. Y, más o menos llevan razón, apostados en una copa de aguardiente se reían con sus dientes mellados y su gorra de toda la vida. Y toda la vida han estado haciendo lo mismo, tratar de sacar al campo algún fruto. Criar animales: cabras, ovejas, ... y salir adelante. Son tiempos malos para casi todo, sin fin y sin esperanza, ahogando las penas tras una copa de anis, mientras el agua sigue cayendo y las goteras son como antes, quitándolas con un cubo en una camara apartada de la casa. Las goteras no paran, siguen y siguen cayendo hasta que haga mejor tiempo.
Hay que ver a lo que hemos llegado, añorar a la figura del dictador. Pero que ha cambiado, solo han seguido metiendo miedo en el cuerpo de los españolitos. Ahora, nadie está seguro y el paro galopante quieren quitarlo con un per extraordinario para que los peones trabajen menos de veinte dias.
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