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miércoles, 30 de diciembre de 2020

FELIZ AÑO 2021

 



Todos estos días son un regalo de la Providencia, vivir, vivir, vivir. Ver a Faustino pintando olivos, a Manuel escribiendo haikus, a Santi hacer remolques, a Diego repasando y revisando su último libro; a Maripi, con tanta ilusión, cocinando su enésimo cocido. 



Ver como todas las mañanas Julián y su familia ofrecen su chocolate y sus churros a todo el que pasa por su quiosco. Seguir mirando a los jóvenes hombres negros, apostados en la Estación de Autobuses, esperando un jornal que llevarse a la espalda. Volver a escuchar a Aretha Franklin, al Gafas que sigue criando a su Manolito. Volver a dar un nuevo paseo por el Llanillo y mirar las tiendas de ahora y recordar las de antaño. Cada día ha sido un milagro, cada minuto una nueva vivencia. Cada noticia un temblor. Las muertes del COVID, los miles de jóvenes parados, las mentiras de todos colores, las colas para conseguir una cesta de alimentos. Andar por la Avenida de Europa, ver la terraza del Rincón de Pepe, con gente hablando y bebiendo; el Brillante ofreciendo un montón de sus productos; casi todos los negocios a medio gas o con muy poco gas; las colas para conseguir un billete de lotería, hacerse rico de la noche a la mañana. Cientos de automóviles, bolsas vacías en los bolsillos, gentes en mascarilla, casi desconocidos, carros llenos de alimentos del Mercadona y del Lidl. La Biblioteca abierta y llena de libros; los jóvenes negros en todas partes, llenos de vida, desafiando a la misma Naturaleza. Las tiendas de pan ofreciendo este alimento. Parece que hay una pandemia, todos lo hemos notado, no hay besos, ni procesiones, ni espectáculos, ni grandes fiestas. Aquellos políticos que nos gobernaron, lloran haber perdido el poder, como un Boabdil cualquiera, pero se fueron y llegaron otros y siguen con el alumbrado de Navidad, tan innecesario, tan superfluo, tan deslumbrante e incluso el equipo de gobierno municipal se congelará el sueldo el próximo año y el alcalde hace milagros, de vez en cuando, abriendo las puertas de la piscina. Sí, soy afortunado, sigo vivo, sigo andando, sigo escuchando música, puedo ir a Frailes, puedo leer. Feliz año 2021 y que sigamos haciendo la historia cotidiana.  

 

 

 

 

 

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