Todos estos días son un regalo de la Providencia, vivir, vivir, vivir. Ver a Faustino pintando olivos, a Manuel escribiendo haikus, a Santi hacer remolques, a Diego repasando y revisando su último libro; a Maripi, con tanta ilusión, cocinando su enésimo cocido.
Ver como todas
las mañanas Julián y su familia ofrecen su chocolate y sus churros a todo el
que pasa por su quiosco. Seguir mirando a los jóvenes hombres negros, apostados
en la Estación de Autobuses, esperando un jornal que llevarse a la espalda. Volver
a escuchar a Aretha Franklin, al Gafas que sigue criando a su Manolito. Volver
a dar un nuevo paseo por el Llanillo y mirar las tiendas de ahora y recordar
las de antaño. Cada día ha sido un milagro, cada minuto una nueva vivencia. Cada
noticia un temblor. Las muertes del COVID, los miles de jóvenes parados, las
mentiras de todos colores, las colas para conseguir una cesta de alimentos. Andar
por la Avenida de Europa, ver la terraza del Rincón de Pepe, con gente hablando
y bebiendo; el Brillante ofreciendo un montón de sus productos; casi todos los
negocios a medio gas o con muy poco gas; las colas para conseguir un billete de
lotería, hacerse rico de la noche a la mañana. Cientos de automóviles, bolsas vacías
en los bolsillos, gentes en mascarilla, casi desconocidos, carros llenos de
alimentos del Mercadona y del Lidl. La Biblioteca abierta y llena de libros;
los jóvenes negros en todas partes, llenos de vida, desafiando a la misma Naturaleza.
Las tiendas de pan ofreciendo este alimento. Parece que hay una pandemia, todos
lo hemos notado, no hay besos, ni procesiones, ni espectáculos, ni grandes
fiestas. Aquellos políticos que nos gobernaron, lloran haber perdido el poder,
como un Boabdil cualquiera, pero se fueron y llegaron otros y siguen con el
alumbrado de Navidad, tan innecesario, tan superfluo, tan deslumbrante e
incluso el equipo de gobierno municipal se congelará el sueldo el próximo año y
el alcalde hace milagros, de vez en cuando, abriendo las puertas de la piscina.
Sí, soy afortunado, sigo vivo, sigo andando, sigo escuchando música, puedo ir a
Frailes, puedo leer. Feliz año 2021 y que sigamos haciendo la historia cotidiana.