En estos tiempos de incertidumbres donde nada es lo que parece, la gente trabaja y trata de conseguir alguna de las cosas o lucha por situaciones que le de seguridad. Hoy, en España hay una inseguridad extensa que ataca el bienestar y la forma de vivir que nos fuimos ganando desde la llegada de la democracia. Se percibe que la estabilidad política está cambiando para peor y se nota en las caras de los españoles. El problema catalán ha dado al traste con muchas esperanzas y parece que se ha dado una vuelta atrás y el horizonte se percibe como desestabilizador.
Por todo ello, queremos valores seguros, como aspirar a una pensión porque parece que hay seguridad en cobrarla, pero las previsiones futuras no son halagüeñas y hay unas grandes dudas en ello.
Los jóvenes han salido perjudicados y la Reforma Laboral ha sido una gran decepción, que ha convertido al trabajador en una especie de criatura que trabaja mucho pero que con el salario que recibe no puede ser independiente porque no cubre las necesidades básicas.
Las grandes empresas se están reforzando y haciéndose con un mercado seguro, ofreciendo unos precios caros de sus productos, además cobran un mínimo mensual que es como una patada en el culo para los bolsillos de sus clientes. Esto pasa con las empresas eléctricas,las de gas natural y los bancos, también, quieren ocupar su lugar cobrando una serie de comisiones que hasta ahora eran insignificantes pero que han dado un vuelco para desestabilizar la vida de los ciudadanos.
Los gobernantes que tenemos no miran por los ciudadanos, primero buscan mirarse su propio ombligo y conseguir su propia seguridad, solo quieren a las personas como si fuesen máquinas de votar que se desechan una vez que depositan el voto en la urna.
Hay una serie de cortinas de humo que las van colocando para que no pensemos en la situación que tenemos y que los grandes problemas pasen desapercibidos, pero esto es imposible de mantener, porque las necesidades básicas afloran cada día, porque hay que comer, calentarse, combatir las enfermedades y en fin vivir.
La crisis para los débiles está en su apogeo,las leyes que se aprobaron están haciendo mella, los días de vino y rosas parece que pasaron para las clases medias, nos esperan tiempos difíciles, pero nosotros tenemos la llave de la cerradura, si hacemos un buen uso de ella, puede que nos salvemos, sino habrá que seguir intentándolo, porque la esperanza sigue en pie, aunque el panorama es deprimente.
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