La VI edición de ‘Café y Letras’ que organizado por el grupo ‘Entre
Aldonzas y Alonsos’, se celebró en la
tarde del pasado 1 de noviembre en el café-tertulia Casablanca. Fue una suma de
relatos que con objeto de la festividad de los Santos y Difuntos, viene organizando
este grupo desde hace seis años, tratando de sacar a la luz una serie de
escritos de carácter novelado, con ingredientes de miedo, terror o al menos
intentándolo.
Lo que en un principio fue una especie de reunión de amigos, se ha ido
convirtiendo en toda una expresión de escritura de un variopinto conjunto de
alcalaínos que tratan de dar a conocer lo que llevan dentro. Gente inquieta,
normal, diferente y peculiar que sin ánimo de ninguna clase puso en escena toda
una serie de relatos, tratando de divertirse y hacer algo diferente en estos
días de primeros de noviembre.
Sobre las 17:30 horas, inició el turno Alfredo Luque, con un relato
denominado ‘La catedral’, en el que puso una gran énfasis en la locución y fue
desgranando los episodios, hasta meter a los escuchantes en su historia.
Después, le tocó el turno a Pilar Gámez, con su relato llamado ‘El efecto
mariposa’. Seguido de Ricardo San Martín que leyó el suyo denominado ‘El último
suspiro’, con personajes alcalaínos y centrando el asunto en una funeraria
peculiar y con unos actores del pueblo pero interesantes. Sandra Quero leyó su
relato denominado ‘El cáliz de sangre’ y Marina León el llamado ‘Noche de
Brujas. Siguió el de Raúl Góngora, que fue la persona que más luchó para que
esta edición de Café y Letras fuese adelante, él leyó su relato ‘Jacinto,
asesino cansino’ y trasladó al personal a los años difíciles alcalaínos, donde
no había trabajo y los braceros salían a la plaza pública para encontrarlo.
Otra frailera, residente en Mallorca, Maria Carmen Arenas, presentó su relato,
denominado ‘Hojas’, que fue leído por Fuensanta Aranda pero que a través de
Internet pudo estar al tanto de lo que allí pasaba. Rafael Vera presentó ‘El
sótano del infierno’, pero lo leyó Alfredo Luque. Y finalmente, Alvaro Morales
fue el encargado de leer su relato ‘Leyenda del cortijo de las Lastras’.
En definitiva, se puede decir que este grupo de personas que está unido por
la Literatura, forma un conjunto de hombres y mujeres que sin estar dentro de
la ‘cultura oficial’ trata de dar una visión diferente de la misma. Escriben
por amor al arte, lo colocan en Internet, hacen reuniones, se interesan, a su
modo, por Alcalá la Real y sin dar lecciones de ningún tipo, viven la escritura
de una forma emocional, con sensibilidad y tratando de divertirse y
ofreciéndolo a los demás. Y los objetivos lo están consiguiendo, porque cada
vez aglutinan a más gente que se interesa por lo que hacen y comparten sus
inquietudes sin pedir nada a cambio. Se puede decir que Alcalá la Real tiene
mucha gente que le escriba y eso está bien, son personas jóvenes y maduras que aportan una visión diferente al panorama cultural alcalaíno, y eso, tambié, está bien.
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