En estos tiempos de crisis y como mandan los cánones, es normal ver la estampa de un hombre preparando la tierra para plantar las hortalizas.Son como artesanos de la vida que con cariño ciernen la tierra, buscan las mejores plantas, hacen los surcos para que el agua pase y en unos días podrá haber lechugas frescas, tomates coloraos o pimientos verdes, así como habicholillas, melones o sandías, con un sabor que no se lo salta un gitano. Los horticultores tienen un gran cuidado y repasan la hortaliza todos los días. Riegan las plantas y las vigilan como si de sus propios hijos se tratasen. En fin, hay que hacer un homenaje a estos hombres a los que casi nadie da importancia, pero que luego en el verano son capaces de llevarnos a nuestras casas los ricos tomates y pimientos que saben a gloria. Como Enrique Pepino, el hijo de la Enriquetilla o muchos otros que cultivan estas plantas con mucho amor.
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