Al pasar por la aldea de Ribera Alta me sorprendió gratamente este campo lleno de amapolas con un rojo intenso, rodeado de tonos verdes y al fondo el cementerio. Un paisaje que cada vez que paso por allí, lo vuelvo a observar y da energía a mi cuerpo. Esta primavera es hermosa y el agua caída nos ha recompensado con gran amplitud los días de lluvia que permanecimos mirando desde la ventana el agua que caía.
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