Con 76 años, Luis
García cultiva el campo, elabora un buen vino y se ríe de las estrellas en las noches
largas de Frailes, brindando con vino del terreno, mientras se acuerda de todas
sus batallas ganadas al tiempo y al espacio.
-¿Cuándo empezó a
trabajar?
-Empecé a trabajar con cinco años guardando
cabras en la sierra de la Martina, luego me llevaba mi padre a escardar y a los
diez años llevaba una yunta de mulos que les hacía arar y luego todo tipo de
labores en el campo, segando, trillando, recogiendo aceitunas y de noche
durmiendo en cualquier lugar de la Martina, con los mulos y de comer no había
mucho y llegaba desmayado a mi casa.
-¿Cómo ha
transcurrido su vida?
-Una vida
laboriosa y trabajosa, y me acuerdo que empecé a elaborar vino desde que nací,
porque en mi casa siempre ha habido vino, hemos tenido viñas toda la vida y lo
hemos hecho en mi casa, pisando la uva, con unas abarcas y en el pesebre de los
mulos pisábamos las uvas, se iba derramando en una vasija y luego subíamos el
mosto a un pajar y allí se transformaba y salía un vino muy bueno que aquello
era canela.
-¿Cómo hay que
cuidar la viña?
-Pues haciéndole
todo el cultivo, se cavaba, se escardaba, se vinaba y se cuidaba con gran
esmero para poder tener vino para todo el año, nada más que el vino no duraba
mucho, porque a todos nos gustaba.
-¿Qué trabajo de
la Agricultura le ha gustado más?
-El trabajo me ha
gustado todo, pero más me gusta el vino, lo que si te puedo decir que el
trabajo más duro era con los mulos, cuando era pequeño, con cargas grandes y
mulos medio cerriles, cargando ramón, aceitunas, cereales, todo era llevado por
los mulos, hasta que llegaron los tractores. Alguna vez se me cayó alguno, con
grandes sacos y le tuvo que quitar los sacos y me ví negro para cargarlos de
nuevo. Ahora sigo haciendo vino pero lo
malo que tengo, es que no puedo beber ya. Esa es la pena que tengo.
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